¿Adolescentes o aborrescentes?… Solo adolescentes
octubre 6, 2020 7:58 amSOLO ADOLESCENTES
Y es que la adolescencia es una etapa por la que hay que pasar obligatoriamente.
Lo que construimos como adultos se asienta sobre la energía adolescente, de hecho, es una etapa fecunda y constructiva, donde conquistan espacios importantes (nuevos intereses, el grupo de amigos o el primer amor).
El adolescente vive en un mundo lleno de posibilidades. El adulo no, él ya escogió un camino: “la vida me llevó por aquí”, “tuve que renunciar a”… Sea como fuere, para el adulto, empezar de cero ya no es una opción. Pero el adolescente aún no ha elegido su camino, de hecho, se encuentra en un periodo de ensayo y error que el adulto no siempre logra comprender. Y es que nos olvidamos pronto de nuestra propia etapa adolescente: de nuestro adolescente interior.
Esa etapa en la que vivíamos en las pasiones, donde todo era posible, y se trataba de experimentar la vida. El adulto abandonó esta posición para “centrarse”, es decir, construyó unos cimientos sobre los que ahora se asienta su vida.
“La adolescencia es una fase de prueba para convertirte en el adulto que quieres ser”
La adolescencia conlleva un gran esfuerzo psíquico para abandonar la niñez. Y en este punto, el adolescente recibe un doble mensaje de los adultos: “Sé autónomo pero obedece”, es decir, no te comportes como un niño pero obedece como si lo fueras… El adolescente descubre esta paradoja y también la manera de resolverla: desautorizar a los padres: Para convertirme verdaderamente en un adulto, tengo que desvincularme de mis padres, “Ellos no tienen ni idea, están viejos, no entienden de qué va la cosa”.
Si la autoridad ya no tiene tanto peso sobre el hecho de “ser los padres”, entonces ¿Dónde recae el peso de la autoridad ahora?
Sobre la palabra y sobre el afecto. El verdadero logro como padres en esta etapa, es que la palabra y el afecto no caigan como vías de unión: “Cuando lo necesites, puedes contarme tus cosas”, “ya no eres una niña, pero seguimos estando aquí”, “allá donde vayas, mi amor siempre está contigo”.
Acompañar al adolescente implica, sobre todo, aceptar que no se le puede autorizar para que crezca y que tiene que buscarlo con sus propios actos: “Está bien que crezcas”, “está bien que descubras tu sexualidad”, “está bien que elijas”, “está bien que explores, que salgas de casa, y que vuelvas”.
“El adolescente sigue siendo hij@ pero ya no es niñ@”
Para finalizar, es importante que los padres tomen conciencia de que la adolescencia es solo una etapa de la vida, no será así para siempre, y que la principal tarea como padres consiste en resistir (los miedos, las frustraciones, las expectativas, las dudas o los anhelos). Relativizar en este sentido significa favorecer que la etapa adolescente cumpla su función para dar paso al adulto que pudo elegir.
Jorge Romero, es psicólogo especialista en Adolescentes. Trabaja en el Centro María Zambrano
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