¿Qué es la adolescencia?
junio 6, 2016 10:38 amDe lo enunciado en los artículos anteriores, acerca de la adolescencia, parece desprenderse que la adolescencia encierre algún secreto de la vida específicamente humana. O a lo menos que descubra en modo más evidente la condición propia de lo humano.
Es como un “más”, pues, el estado de la adolescencia, como un lujo que puede como todos los lujos ser fatal cuando no está sometido a la disciplina que dimana del cumplimiento de una finalidad.
Y es que la adolescencia si es algo es la irrupción de lo específicamente humano que es la necesidad y el entusiasmo de crear. A lo que se puede objetar diciendo que la niñez es espontáneamente creadora; que el niño crea sin darse cuenta. Y es cierto. Pero existe una diferencia entre el crear espontáneo de la niñez y el modo de creación que en la adolescencia irrumpe. En el niño el “YO” no está revelado; la niñez es un proceso de separación en que el individuo como tal se va descubriendo a sí mismo. En la adolescencia este ser separadamente, esta soledad propia del hombre se presenta avasalladoramente. Se produce pues la revelación del individuo, y el individuo humano es por necesidad creador o por lo menos hacedor.
A ello se una la revelación de lo que la autora de estas líneas se resiste a llamar “sexo”, prefiriendo la antigua denominación de “eros”, de amor que conduce a la generación, lo cual es perfectamente coherente con lo dicho, ya que esta especie del amor está determinada por la necesidad y la apetencia de crear también, de dar vida a otros seres humanos que desde más allá de los confines de la vida visible llaman por ser nacidos.
Así que el adolescente al mismo tiempo que se descubre como individuo, como ser incanjeable con otro, siente el avasallamiento de la fuerza que le impone traer al mundo otros seres originados -ya que no creados propiamente- de él, y por la apetencia de responder al mundo en torno a que se encuentra hecho, con algo suyo: una acción, un pensamiento, una obra.
Mas ello no sucede tan simplemente. Por el momento se trata de un conflicto, de un conflicto con el mundo ya establecido, con el amor naciente, de un conflicto consigo mismo, que es el que más cuenta. Y si el adolescente se encuentra en conflicto con lo que le rodea es porque lo está consigo mismo, porque no ha podido todavía ordenar el caos que (en) su alma despierta la revelación de la totalidad de la vida, de su vida. Y ya esto solo, si piensa un momento, produce vértigo: que la vida se presente así en un instante como “toda la vida”, toda la vida con la que hay que hacer algo. Por eso tan a menudo el adolescente la quiere dar toda ella, lo que puede dar origen al heroísmo o bien a una acción destructora contra la sociedad o contra sí mimo. La adolescencia lleva consigo la sombra del posible suicidio al lado.
Educar la adolescencia es salvarla, salvar su poder individualizador y creador del caos que la acecha. Y conviene recordar que a mayor poder creador corresponde mayor extensión de caos. El maestro no puede olvidarlo.
“Filosofía y Educación. Manuscritos”.
María Zambrano.
Roma, 31 de marzo de 1964.
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Esta entrada fue escrita porCentro María Zambrano
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