Lesbofobia internalizada
mayo 10, 2022 8:27 am
Agradezco a mis mujeres pacientes
el privilegio de mostrarme
su rostro original.
Gracias a Miguel Sánchez Zambrano
La lesbofobia interiorizada se caracteriza porque contempla la identidad «lesbiana» como si fuera una etiqueta negativa, asociada a estereotipos dañinos.
Me encuentro con mujeres, que a lo largo de su vida tienen relaciones casi exclusivamente con mujeres y sienten rechazo a la hora de considerarse lesbianas.
Por encima de todos los valores personales (inteligencia, habilidades sociales, empatía, creatividad) colocan el valor de su identidad sexual con la etiqueta: “Lesbiana” y toda su personalidad se derrumba, devastada por el juicio terrible de una sociedad heteronormativa.
Sin embargo la etiqueta “luminosa” de la heterosexualidad permite que cualquiera circule por este mundo sin rozarse con una esquina.
El impacto que la lesbofobia internalizada produce en las mujeres les lleva a odiarse a sí mismas, a la depresión, ansiedad, dificultades para proyectarse a nivel laboral.
Ser lesbiana es sinónimo de fea, marimacho, camionera, poco femenina, eso es lo que hemos escuchado. Todos esos estereotipos sociales están presentes en nuestro inconsciente colectivo y nos asaltan desde las entrañas.
Ser lesbiana es ser “marginal”, “excluida socialmente”, diferente, ser menos. Es lógico que exista un rechazo interno a esta posibilidad.
Sentir esa lesbofobia interiorizada no es sano porque crea una división interna. Por un lado están las creencias de la sociedad respecto a lo que es “normal” y por otro lado está mi propia conciencia individual, mi experiencia intrínseca de quien soy yo, de como amo yo a una mujer.
Para liberarse de esta “locura”, te voy a recontar el cuento de la caverna de Platón. Estás a oscuras en una cueva, y hay gente a tu espaldas que han ido proyectando sobre la pared películas de Walt Disney, de la Casa de la Pradera. Y te has ido creyendo lo que es bueno y malo. Has incubado los sentimientos de vergüenza, culpa, ansiedad “ajenos”, introyectados por los discursos familiares.
Tu instinto de supervivencia te ha permitido asimilarte a lo “normal”, a soportar con estoicismo las preguntas de siempre ¿y todavía no tienes novio? Pues se te va a pasar el arroz…
¿Que hacemos para salir de la caverna?
- Reestructuación cognitiva: repasar mis creencias y realizar un filtro para discernir si son realmente mías.
- Reinventarme mi identidad: trasformar mi herida en un foco de luz.
- Evitar la trampa de la bisexualidad, como posible protección o escapatoria de mi identidad.
- Salir de la caverna y de los guettos y vivir a pleno pulmón.
Referencias que te pueden ayudar:
- “Una habitación propia” de Virginia Woolf
- La web de Paula Alcaide
María Artacho
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Esta entrada fue escrita porCentro María Zambrano
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